Hoy tenía pensado hablar sobre otro tema, pero la semana
pasada estuve pensando, más seriamente que de lo normal, que hacer tras acabar
la carrera y eso me ha sugerido estas palabras.
Como ya sabéis, soy estudiante de Derecho y es bastante
conocida la polivalencia de las salidas laborales de esta carrera. Ciertamente,
no creo que se trate de un mito, pero tampoco es el chollo que se piensan
muchos.
Años atrás tal vez fuera posible trabajar en algo
relacionado con el mundo jurídico nada más acabar la carrera (por ejemplo pasa
ser abogado con nada más que haber finalizado los 5 años de estudios –ahora son
4 con el Plan Bolonia – y colegiarte estaba todo hecho), claro está,
exceptuando algunos puestos como jueces, fiscales, notarios y demás.
Así, para hacerme a la idea de los distintos puestos que
había los dividí por puestos privados y públicos. En la primera lista
tendríamos asesores jurídicos, procuradores, abogados, banca, administración,
etc. Por los puestos públicos (la mayoría de ellos solo se pueden acceder tras
superar unas oposiciones, unas más duras que otras) podríamos hablar de
oposición a judicatura (jueces y fiscales), inspector de policía, carrera diplomática, registrador, notario,
abogacía del Estado…
No es de dudar la predilección que puede sentir la mayoría
de personas por un puesto de empleo público, y más con la que está
cayendo, ya que proporciona una gran
estabilidad porque no se puede despedir al funcionario de carrera, es decir,
aquel que accede a su puesto tras un proceso selectivo como la oposición.
Pero uno de los motivos que echa a mucha gente fuera de las
oposiciones incluso antes de hacerlas es lo durísimo que es su estudio. De
media, para una judicatura los opositores se pegan una media de 4 años de
estudio, para registrador o notario una media de 6 años y para abogacía de
Estado, alucinante, más o menos 8 años. Ahora imaginaros que estudias durante
seis días a la semana unas 10 horas diarias (hay gente que más y gente que
menos) durante todos estos años. Lo cierto es que para sacarse la oposición hay
que tener mucha fuerza de voluntad y ser muy cabezón.
También es cierto que hay genios capaces de acortar el
sufrimiento de la oposición. Por ejemplo, la fiscal más joven de España
consiguió sacarse la oposición en 20 meses y José María Asencio es el juez más
joven con tan solo 24 (en los dos casos prácticamente acabar la carrera y
seguido aprobada la oposición). Pero también tenemos personajes muy conocidos.
Este os va a sorprender mucho. ¿Sabéis quien ostenta hasta el día de hoy el
record de registrador más joven España? Mariano Rajoy. Sí señor, el actual
presidente consiguió sacarse las oposiciones con 25 añicos. Por otro lado, el polifacético Mario Conde que
con 24 años se convirtió en abogado del Estado (unas oposiciones durísimas)
obteniendo las mejores notas de la historia en esta oposición. Su manear de
conseguirlo fue que si sus compañeros estudiaban 6 o 7 horas diarias, el haría
14.
Ahora que os habéis hecho una idea de lo duras que pueden ser
unas oposiciones tal vez alguno haya pensado: para poder hacer tal esfuerzo
tendrán que tener facilidades. Lo cierto es que muchos suelen acudir a
residencias para no tener que andar preocupándose por muchas cosas y centrarse
en sus oposiciones. A estas residencias, si acudes a ellas, hay que sumarle el
gasto de un preparador el material y todo lo que sea necesario. Acabamos antes
si decimos que es un dineral lo que hay que gastarse en para preparar unas
oposiciones. No tanto por el gasto de un preparador y eso, sino más bien el
pagarse “la vida”, por así decirlo, durante todos esos años. Me refiero a que no vivimos del aire y
tenemos que pagar nuestra comida, nuestro piso o residencio y cualquier otra
cosa necesaria para la simple supervivencia.
Para llegar a obtener una suficiencia económica habría dos
modos: o bien poder disfrutar del poder económico que pueda tener tu familia o
trabajar. Los primeros lo tienen más fácil y no tenemos que pensar que son unos
“niños de papá” porque visto la cantidad de horas que suelen estudiar
simplemente no queda tiempo para obtener dinero trabajando. De todas formas,
siempre hay algún valiente, por cierto muy pocos, que consiguen compaginar un
trabajo y el estudio de la oposición (repito que es muy raro el caso). Bravo
por ellos, pero vista la realidad de los opositores serán los casos que menos
por su casi imposibilidad de realización.
En otras palabras, para optar a una oposición tan largas y
de este tipo o tu familia tiene dinero o simplemente te resignas y eliges otra
opción. Y es que, aun por muchas de huelgas y discursos a favor de la educación
y bla bla bla nunca he escuchado a nadie hablar sobre esto. No existe ningún
tipo de ayuda o beca (a excepción de alguna pequeñísima salvedad de alguna
Comunidad Autónoma) para gente que puede ser brillante como juez, abogado del
Estado, etc. pero que no puede optar a realizar la oposición por no contar con
los recursos económicos suficientes.
¿Qué le ocurrirá al joven que siempre ha sabido que, por
ejemplo, su vocación es ser fiscal o notario? Primero, deberá buscarse otro
empleo. Segundo, podrá intentar arriesgarse a compaginar trabajo y oposición
(es casi como intentar ganar una partida de ajedrez con una sola pieza).
Tercero, deberá buscar ese dinero. En cuanto a este último punto, algunos
bancos ofrecen préstamos para costearse los estudios (el problema es si no te
sale bien la jugada o no te conceden ese préstamo), por cierto, una práctica
bastante extendida en algunos países como EEUU.
Para acabar ya mi discurso, todo esto quiere decir que, en
definitiva, la carrera judicial, fiscal, notarial, registradores, abogacía del
Estado, etc. no solo cercena a los opositores por sus duras pruebas (por
cierto, normalmente excesivamente memorísticas y poco reflexivas o prácticas) sino
también por Don Dinero, poderoso señor.
Antes de que cerréis la página quiero comentaros una cosa de
MUCHA IMPORTANCIA para el blog. He decidido cerrar el blog. Así que este ha
sido el penúltimo post que escribiré. El último de todos lo escribiré mañana
dando las razones por el cierre del blog.
¡Muchas gracias a todos los que me habéis leído hasta ahora
y a los que me habéis apoyado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario