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viernes, 31 de octubre de 2014

MALTHUS SE EQUIVOCABA

En torno a finales del siglo XVIII Thomas Malthus, considerado uno de los primeros demógrafos, se hizo famoso por su estudio de la sociedad humana con su Ensayo sobre el principio de la población. Aquí realizó un pronóstico fácil de deducir: si la población humana seguía creciendo progresivamente, se produciría lo que sus predecesores lo han llamado como la Catástrofe malthusiana. En otras palabras, llegaría un momento que las sociedades no serían capaces de mantener  una igualdad en cuanto al ritmo de crecimiento humano el ritmo de producción de alimentos, es decir, no habría comida para tantas personas. A partir de ahí imaginaros toda la “catástrofe” que podría desarrollarse.
Pero Malthus se equivocaba. Hoy por hoy no va a existir ese problema. Al menos en España. Pero tampoco hay que pensar que el hombre hizo malos cálculos. Lo cierto es que con los datos que contaba entonces era lógico pronosticar aquello. Por ejemplo, la España de 1857 (primer censo moderno del país) contaba con 15,5 millones de habitantes y hoy llegamos casi a los 47 millones. Pero  parece ser que todo va a cambiar.

Hace unos pocos días salía a la luz un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) que, por lo menos para mí, es preocupante. Al parecer, según estos datos, el año que viene España sufrirá más defunciones que nacimientos. Solo por estas ya se ve claramente uno de los motivos por los que España va a descender en población. Si queremos datos más concretos hoy en día España tiene una tasa de natalidad de 1,3 mientras que a principios de la democracia se situaba en un 2,8. El dato de la tasa de natalidad tiene importancia si lo situamos en cuanto al punto exacto para que las generaciones futuras sustituyan al menos a las presentes. Esto sería un 2,1. Lo que quiere decir que si en España sigue habiendo tan pocos nacimientos solo es cuestión de tiempo, aunque de mucho tiempo, de que la población sea 0.
Por otro lado, la gente va a tardar más en morirse. En 2029 una  mujer media española vivirá, de promedio, hasta más de los 88 años y los hombres hasta los 84. Esto va a producir que haya cada vez más ancianos en nuestro país. Aunque sea un dato positivo, si lo unimos a los citados anteriormente sobre la natalidad sale una mezcla a temer un poco y que tendrá unas consecuencias que luego analizaré.
Pero una sociedad no solo crece o decrece en función de los nacimientos y las defunciones. También hay que tener en cuenta, y más de lo que pensamos, los movimientos migratorios, tanto los que vienen (inmigración) como los que se van (emigración). Aún por lo que pueda parecer por los saltos masivos de Ceuta y Melilla, el saldo migratorio (diferencia entre inmigración y emigración) es negativo, lo que quiere decir que son más los que se van que los que vienen.  Aquí no solo tenemos que incluir a los extranjeros que deciden irse a sus países de origen porque ya no ven grandes oportunidades en nuestro país, también los españoles que por las mismas causas, maldita crisis, deciden buscarse la vida en otro lugar.
En resumen, se ha previsto que en 2052 España apenas alcance los 41,5 millones de habitantes, sensiblemente inferior a los casi 47 de ahora.

Muchos datos y números pero lo importante son los resultados que traen. Para ello nos es de mucha utilidad representar los datos gráficamente, así que observar la imagen de abajo.


Esto es una pirámide de población. Seguro que a muchos os suena del colegio y más o menos recordáis lo que quiere decir. Organiza y representa a hombres por un lado (izquierda) y mujeres por otro (derecha) dependiendo de su edad. Según la forma que tenga va a representar un tipo de sociedad u otra. Lo adecuado sería que tuviera la forma de una pirámide. A partir de ahí, depende de la población, puede pasar por distintas formas hasta la peor, que sería una pirámide invertida, lo que significaría que hay una excesiva población anciana y una juventud insuficiente para mantener esa comunidad. Aunque en la realidad es casi imposible que se dé formas tan exactas como estas, si que pueden aproximarse. De hecho se aprecia, según pasan los años, como va adquiriendo mayor base esa pirámide invertida de la que os hablaba. Se podría comentar muchas más cosas pero lo básico ahí está.

Todo esto conlleva unas consecuencias. La más sencilla de descubrir y que ha muchos preocupará, yo me incluyo, trata sobre las pensiones. Cómo una población tan joven va a poder permitir que los jubilados disfruten de unas pensiones más o menos suficientes me parece que será muy difícil de solucionar. De hecho creo que una de las consecuencias será la progresiva tardanza en la jubilación. Esto no es un problema ni una discusión política, poco a poco se va a convertir en una necesidad obligada por la naturaleza y las circunstancias de las cosas. Por otro lado, recordando uno de los muchos magníficos programas que realizaba Eduard Punset, es lógico aumentar la edad de jubilación (de hecho hoy en día para los empleos privados no existe una edad de jubilación forzada) porque nuestra esperanza de vida a aumentado y bastante. De todas maneras y hablando las cosas claras, sí, es una pu#@&... Pero es lo que hay. Si alguno que está cerca de jubilarse que no se enfade mucho con esta opinión porque a quien más le afectará, y seguro que nos afectará, será a  mi generación.
En relación con lo anterior es claro que proporcionalmente habrá menos trabajadores en relación con la población en un futuro. Si en un lado ponemos a los trabajadores y en otro a la gente dependiente de ellos (jubilados y pensionistas, hijos e hijas, etc.) tenemos por cada 10 trabajadores van a depender de ellos 6 personas. Lo cierto es que es bastante difícil poder mantener un Estado del bienestar cubriendo necesidades y derechos. No me quiero aventurar sobre que medidas deparará el futuro sobre esto, pero está claro que algún método tenemos que encontrar porque el actúal no permitiría mantener una sociedad de este modo.
Esto va a provocar que el Estado no pueda permitirse ayudar a tanta gente que lo necesite, a no ser que ocurra un milagro, y serán las familias las que deberán hacerse cargo de sus mayores u otras personas dependientes.
Por otro lado (en esto no había caído, pero para algo sirve leer) si el sistema sanitario ya esta desbordado imaginaros lo colapsado que se podrá encontrar con una población más envejecida que necesita ir al médico más a menudo por consecuencias claramente naturales.
Y por último otra cosa que importa en especial en ciertas Comunidades Autónomas, como la mía, Aragón. La despoblación. Si ya vemos que muchos pueblos se quedan cada vez más deshabitados poner en la ecuación ahora el hecho de que la población en general sea menor. Las ciudades tendrán cada vez menos habitantes y muchos de los bellos pueblos que tiene nuestro país se despoblarán.

Claro está, de todas formas, desde una perspectiva malthusiana no estaría mal aflojar un poco al planeta Tierra de lo agobiante que es el ser humano. La cosa es que, en realidad, a nivel mundial la población no para de crecer, al menos hasta el 2050.

De todas formas, parece que no se presta mucha atención a estos hechos. Parece más importante la crisis, el desempleo y todos los problemas que hay en la actualidad. Por supuesto que a corto plazo importan más. Pero es que no debemos crecer mirando solamente a un palmo de nuestras narices, debemos fijar la vista en el horizonte.

Que continúe esta tendencia en la población va a traer desastrosas consecuencias, mucho peores y mucho más complejas de solucionar que la crisis. Un problema como el desempleo o la crisis económica son relativamente fáciles de solucionar. Por lo menos si ponemos estos problemas coyunturales junto a los estructurales de los que se ocupa esta entrada, se aprecia la minuciosidad de la problemática actual y la catástrofe que podía ocurrir en el futuro.
Como ya he dicho anteriormente, una sociedad como la que se está formando traerá unas consecuencias y unas políticas de las que no podremos escapar porque surgirán por naturaleza, del mismo modo que no se puede contradecir la Ley de la gravedad.

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